jueves, 25 de diciembre de 2008

Lágrimas secas.

Hay un momento en el qué no puedes hablar.

Las mariposas del patio amarillo se atan a tu garganta.

No puedes hablar, solo puedes respirar en profundidad.

Por eso las lágrimas se vuelven secas de palabras.

Las palabras no despiertan al alma y esta llora con tristeza infinita. Esa qué no cabe en ti y su abrazo te atenaza.

¿Te acuerdas?

Empezamos desde el no_yo qué era tu yo en mi en ausencia.

Lo primero era energía.

Y la energía estalló en ti.

Esta implosión de energía, ha producido qué infinitas partículas de ti estén extendidas por el universo.

Ahora hay qué buscar un centro qué condense toda esa amalgama de partículas de ti.

Ahora ese centro se articula frente a un vacío.

Ese vacío tiene qué ser la emoción más pura.

Puro amor.

Y además, ese amor qué se refleja frente a quien amas, se vuelve consciencia.

Y esa es la vía de la dicha.

Sat-chit-ananda.

...no le busques sentido, no lo tiene.


miguel mochales, maestro zen

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